Recuerdos de Niza

 

Tres personajes Américo, Ferrón y Lucien construyen un carro alegórico en un lugar enigmático, un Universo fuera del tiempo y paradójicamente, encerrado en él. En ese espacio, el adentro y el afuera, la libertad y el encierro, el pasado y el futuro, son las propias piezas del carro. Deambulando en jornadas en las que no se sabe si el tiempo pasa, se frena o ni siquiera llega a pasar, Américo, Ferrón y Lucien hacen memoria y deshacen recuerdos. Reivindican un carnaval, una fecha histórica, una sopapa, un ideal, una pantufla. Como una alegoría de Platón de tablado o una Teoría del Eterno retorno en reposera y chancletas, reafirman la identidad que no fue, mientras construyen la que algún día tampoco será. Un planteo absurdo y surrealista pero anclado en este lugar del mundo. Una obra en clave de humor, que toma el carnaval como contexto, pero no en su versión de concurso y espectáculo, sino como forma expresiva, en su sentido más satírico y delirante. La construcción de un carro alegórico que no existe como alegoría en sí misma. Un carro ilusorio, en un lugar olvidado, el mundo. Recuerdos de Niza, una obra de humor absurdo de este lado del mundo. Una historia que vuelve como un recuerdo de la nada, para reafirmar la identidad o la ausencia de ella.

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